Sin duda, uno de los grandes géneros de cactus, tanto por su tamaño —que en algunas especies puede alcanzar proporciones descomunales— como por su amplia distribución geográfica, que abarca gran parte de Sudamérica, y por su notable vistosidad. No obstante, también incluye plantas más discretas, de aspecto y dimensiones poco llamativos, que aun así pueden aportar gran valor ornamental y alegrar nuestros jardines.

A lo largo del tiempo, este género ha ido absorbiendo otros géneros, como Lobivia, Trichocereus, Helianthocereus y Soehrensia. Estos habían sido diferenciados principalmente por su apariencia, muy distinta de la de los grandes Echinopsis columnares. Sin embargo, investigaciones posteriores demostraron que su fisiología y los caracteres taxonómicos fundamentales coincidían en tal medida que no se justificaba el mantenimiento de géneros separados.

Existen, además, otros géneros con tendencia a integrarse en Echinopsis, como Chamaecereus, Hymenorebutia, Neolobivia, Pseudolobivia y Setiechinopsis. En cualquier caso, persisten corrientes taxonómicas que podrían conducir en el futuro a la separación de algunos de ellos, especialmente a la luz de nuevos análisis genéticos.

Es difícil aportar una descripción que abarque todo el género, ya que es extremadamente variable:

Morfología: extremadamente diversa, desde grandes especies columnares que pueden alcanzar los 7–8 metros de altura y diámetros de hasta 80 cm, hasta pequeñas plantas globulares. Se encuentran ejemplares solitarios, ramificados o no, e incluso fuertemente caespitosos.

Costillas: generalmente bien definidas, aunque existen excepciones. Su número es muy variable, oscilando entre 6–7 y hasta unas 40.

Espinación: muy diversa, con espinas largas y gruesas, rectas o arqueadas, cortas y robustas, e incluso ganchudas.

Floración: en general de gran tamaño en todo el género, aunque resulta especialmente llamativa en las especies de menor tamaño. Las flores son casi siempre infundibuliformes, en forma de embudo, con un tubo floral alargado. Aparecen en el lateral del tallo, con tendencia a concentrarse cerca del ápice. La gama de colores abarca desde el blanco y el amarillo hasta el rojo.

Frutos: generalmente carnosos y dehiscentes, aunque no siempre. Contienen numerosas semillas pequeñas y negras. Muchos de ellos son comestibles.